Después de unos días en Badajoz, cada vez que escuchaba una sirena de bomberos, la ansiedad vuelve a reapaerecer, me va a costar olvidar el mal trago que pasé la noche del incendio.
Aquí, en mi casa con mi familia, lejos de todos esos agobios de la ciudad, lejos de oir sirenas de bomberos, y lo más importante rodeada del cariño y el calor de mi familia, que me hacía falta!!!
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